Es un auténtico honor presentar a Hilary Mantel, quien nos dejó prematuramente en 2022 no sin antes habernos regalado una obra maestra de la novela histórica: La trilogía de Cromwell, compuesta por los volúmenes:
- En la corte del Lobo.
- Una reina en el estrado.
- El trueno en el reino.
Hilary Mantel nos relata en estos tres libros una aproximación muy particular a un momento histórico decisivo en la Historia de Inglaterra: la escisión de Inglaterra de la Iglesia de Roma al no aceptar esta última la voluntad inquebrantable de Enrique VIII de anular su matrimonio con Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena, una it girl de la época por la que este rey experimentó una pasión donde la búsqueda de un heredero juega un papel preponderante. A la izquierda Catalina de Aragón, a la derecha Ana Bolena.
Este hecho que grosso modo todos conocemos, está sin embargo, narrado desde un punto de vista muy particular, el de Thomas Cromwell que llegará a ser Lord Privado del Sello y el hombre en la sombra que logrará por vía judicial conseguir no solo el tan deseado matrimonio sino también la transición de la dominación del Obispo de Roma al nombramiento del Rey de Inglaterra como cabeza de la Iglesia anglicana. Situación que sigue idéntica en la actualidad.
De las ansias de Enrique VIII por ese anhelado hijo legítimo puesto que tenía un hijo natural reconocido que también morirá joven, Fitroy, hijo de Isabel Blount, llegó a casarse seis veces decapitando a dos: Ana Bolena y Catalina Howard, ambas por adúlteras. Las mujeres de Enrique VIII fueron por orden de aparición:
- Catalina de Aragón (ver imagen arriba).
- Ana Bolena (ver imagen arriba).
- Jane Seymour (imagen a la izquierda aquí debajo).
- Ana de Cléveris (al lado de Jane Seymour).
- Catalina Howard (debajo de Jane Seymour).
- Catalina Parr (al lado de Catalina Howard).
Ana Bolena que le vendió a Enrique VIII la moto de que podía darle un barón y le salió el tiro por la culata pudo haber sido la amante de Thomas Wyatt, uno de los más excelsos poetas de la Renaissance inglesa. Se decía que los poemas de Wyatt contenían mensajes secretos para Ana Bolena. Eso está por demostrar pero desde luego Ana tenía mejor gusto en cuestión de amantes que Catalina Howard cuyo resbalón fue Thomas Culpepper el típico guaperas cortesano, íntimo amigo de Enrique VIII. La antipática y entrometida Jane Rochford que también verá cortada su cabeza por fomentar el adulterio no se salvó esta vez. La primera cantó la traviata para inculpar a Ana Bolena, entre otras cosas porque su matrimonio con George Bolena era un fracaso total. Wyatt a la izquierda, Culpepper a la derecha.
La Renaissance inglesa fue una época de gran efervescencia cultural en toda Europa, lo que Hilary Mantel recoge muy bien. En Inglaterra, la poesía experimentó una evolución muy considerable abandonando los versos propios del amour courtois y evolucionando hacia una mayor expresividad alentada por una métrica mucho más flexible denominada blank verse. El blank verse será la forma de versificación predominante en los Sonetos de William Shakespeare por ejemplo.
El pintor Hans Holbein es una fuente de información gráfica de gran valor. Suyos son dos retratos de Enrique VIII y de Thomas Cromwell que figuran más arriba. Pero suyo es también el retrato de Thomas Moro quien fue decapitado por Enrique VIII por no aceptar su matrimonio con Ana Bolena ni la ruptura con la Iglesia católica. Thomas Moro fue el inventor de la palabra Utopía en su ya inmortal obra homónima (el no-lugar aunque las interpretaciones difieren). Por este libro Moro se ganó el respeto de todos los eruditos europeos y muy en especial de Erasmo de Rotterdam. Este librito muy ilustrativo de la apertura de espíritu de Moro a pesar de su intransigencia religiosa contiene ideas tan revolucionarias como la abolición de la propiedad, la igualdad social y la preeminencia de la educación para formar una sociedad de personas equilibradas y felices. Escrita en forma de diálogo entre Moro y el viajero Raphael Hythloday es este último quien describe la isla de Utopía. Si no habéis leído este librito que es además una crítica muy fina de la sociedad del siglo XVI, os recomendaría la edición que publicó la editorial Ariel con una introducción de China Miéville, el multipremiado escritor de ciencia-ficción y de la ya canónica Ursula K. Leguin. Espectacular.
¿Porqué narrar esta historia desde el punto de vista de Thomas Cromwell es tan original? Porque es un personaje histórico que ha sido bastante maltratado por la historiografía oficial. Siempre aparece como un puritano avieso, conspirador cuando Hilary Mantel nos lo muestra como un hombre de Estado enérgico, anti-papista, padre de familia amoroso, protector de los débiles y un ejemplo de lo que podríamos llamar meritocracia en una época, y Mantel lo muestra muy bien, las férreas divisiones sociales dificultaban el ascenso de la burguesía a las esferas de poder. Esta situación se revertirá completamente con la Revolución Francesa, acceso de la burguesía al poder y cuya figura meritocrática más sobresaliente será Napoleón Bonaparte.

Pero, si por algo se caracteriza esta impresionante trilogía es porque Hilary Mantel no hace una hagiografía de un personaje cruel, interesado y arrastrado en una espiral de búsqueda de candidatas a madre del futuro rey de Inglaterra. Cuestíón esta que acabó por resolverse algo más tarde con el ascenso al trono de la mejor reina posible: Isabel I de Inglaterra, hija de Enrique VIII y Ana Bolena y bajo cuyo reino dará sus primeros pasos nada más y nada menos que William Shakespeare. Isabel I que sufrió la incertidumbre de ser hija legítima, luego bastarda para finalmente convertirse en reina, entendió muy pronto la importancia de los medios de comunicación para transmitir el mensaje deseado y así le encargó al Bardo más universal una serie de piezas históricas que venían a demostrar que la dinastía Tudor era legítima a pesar de los Pole, Montague y demás que también reclamaban su derecho al trono.
Aquí debajo un trailer curiosísimo sobre las actrices que han interpretado a esta reina única.
La trilogía de Cromwell es también un fresco de la época muy detallado pero sobre todo narrado desde lo que se ha venido a llamar metaficción historiográfica, es decir una narración histórica que combina elementos vanguardistas, por ejemplo la omnipresencia de Thomas Cromwell en los tres volúmenes donde sus pensamientos forman parte de la narración, muy alejada del narrador omnisciente habitual. Pero también el análisis de la mujer en una época donde vemos la avidez de las familias por que alguna de sus hijas fuera escogida por el Rey. Eso significaba automáticamente ascenso en las estructuras de poder y en la cercanía del monarca. Hilary Mantel nos lo muestra de manera espectacular a través de las familias Bolena y Seymour por ejemplo. Es decir, Mantel da voz a grupos tradicionalmente oprimidos como las mujeres o el pueblo llano además de mostrar un país dividido por la cuestión religiosa.
Hay película sobre esta especie de venta de hijas al Rey. Aunque es muy hollywoodiense sí hace un retrato bastante acertado de María Bolena, hermana de Ana, que se salvó de la quema Bolena por aceptar casarse con un plebeyo de rango inferior, William Stafford con quien sin embargo pudo vivir una vida tranquila alejada de la Corte y sus infamias. María fue utilizada por su familia para medrar en la Corte de una manera brutal y desconsiderada. Ana Bolena quedó muy marcada por el desprecio hacia María, considerada un poco por encima de una prostituta y no quiso repetir el mismo patrón con Enrique VIII. Aquí el trailer de esta película de 2008 "Las hermanas Bolena" dirigida por Justin Chadwick y protagonizada por Natalie Portman como Ana y Scarlett Johansson como María.
La reforma de Lutero un aldabonazo a la corrupción generalizada de la Iglesia Católica, detentora del poder espiritual pero sobre todo del terrenal. Ya en el siglo XIV, Geoffrey Chaucer en Los cuentos de Canterbury ponía a caer de un burro a tres figuras religiosas, la priora, el monje y el fraile. Los tres, en especial la priora con su coquetería totalmente disonante con su cargo y los otros dos con su inclinación a la vida secular mostraban ya la degeneración del estamento eclesiástico. Hay que tener en cuenta que en esa epoca entrar en las órdenes significaba poder comer todos los días. Hilary Mantel describe a la perfección el sistema de adoración de reliquias así como la zapatiesta que monta la mística de pacotilla Elizabeth Barton a costa de sus visiones de Wolsey y sus catastrofistas predicciones sobre el abandono del catolicismo de Inglaterra. Enrique VIII era católico a macha martillo y un devoto del ritual como muy bien nos describe Mantel.
La traducción de la Biblia es una de las cuestiones más debatidas en la Trilogía de Cromwell y un aspecto importantísimo del acercamiento de la religión al hombre común. A Enrique VIII no le gustaba Lutero para nada y mucho menos una alianza con los príncipes alemanes pronto independizados de la autoridad de Roma. Al final, la Biblia se tradujo durante el reinado de Jacobo I, sucesor de Isabel I y hoy en día sigue siendo la Biblia de referencia (
King James Bible). Su influencia literaria en los escritores de la época y posteriores es absoluta.
Todo este embrollo traería las Guerras de Religión en Francia que provocarían la reflexión de un magistrado de provincias francés: Michel Eyquem de Montaigne, el maravilloso Montaigne quien en sus Ensayos nos hablará de la tolerancia, de su odio de la violencia fratricida entre católicos y protestantes pero también un vehemente crítico de la conquista de América y el trato a los indios. Los Ensayos de Montaigne son una cumbre literaria europea y un fundamento del pensamiento político occidental pero también el germen de los Derechos Fundamentales que hoy en día parecen ser papel mojado. Un pensador para leer y releer en estos tiempos inciertos.
Hilary Mantel aunque alcanzó fama y éxito mundiales por la trilogía de Cromwell, no en vano es la única autora inglesa en haber ganado dos Booker Prize seguidos por los dos primeros tomos de la serie de Cromwell, es, no obstante, una escritora con una sólida obra literaria en su haber.
Empezaremos por Los fantasmas de una vida, la autobiografía de nuestra autora marcada por una niñez severa muy acentuada por la religión católica en el norte de Inglaterra donde por cierto se producen los disturbios en contra de Enrique VIII en El trueno en el reino, pero sobre todo por la endometriosis que le diagnosticaron siendo adolescente, lo que le producirá migrañas muy dolorosas pero también la imposibilidad de tener hijos. Estas memorias, nada convencionales, son un prodigio de sensibilidad. De lectura obligatoria.
Tras la sombra es el particular ajuste de cuentas de Hilary Mantel con la era thatcheriana. Allison, la protagonista de esta novela, es una vidente que se dedica a recorrer las ferias de la circunvalación de Londres prometiendo a los incautos espectadores comunicarse con sus seres queridos ya fallecidos. Siempre está acompañada por su manager Colette, una despiadada emprendedora muy propia de la época que incita a abarcar mayores cotas de negocio para dar el pelotazo vidente. El retrato de Inglaterra que nos brinda Mantel es totalmente desolador, casi distópico. Muy interesante para los que desean saber porqué de aquellos polvos vinieron estos barros.
La sombra de la guillotina es la incursión de nuestra autora en la Revolución Francesa, soberbia novela donde las haya. Los propios franceses se rindieron ante esta historia novelada de su Revolución que no solamente brinda un retrato brillantísimo de Robespierre, Camilles Desmoulins, Danton y demás protagonistas sino que también nos muestra el impacto que dicha Revolución tuvo en poetas ingleses como Coleridge o Wordsworth pero también en Mary Wollstonecraft, la madre de Mary Shelley, los tres fervorosos partidarios de la Revolución. Magnífica aunque la Trilogía me parece mejor.
Experimento de amor es una maravillosa novela que explica el proceso de desclasamiento de Carmel McBain, protagonista del libro. Hija única de un matrimonio católico, su madre la empujará a educarse para alejarse de la pobreza. Carmel lo conseguirá pero perdiendo el contacto con sus orígenes y su propia realidad. Lo que empieza siendo un relato lleno de optimismo y un canto a la igualdad de oportunidades acaba convertido en una tragedia. Un retrato muy vivo y acertado del cambio de costumbres en el Londres de los años 60. Muy recomendable y la mejor descripción que yo haya leído de lo que significa ser un desclasado.
No me gustaría acabar esta entrada de blog dedicada a Hilary Mantel sin hablar de algunas novelas históricas que me han gustado mucho y que os recomiendo.
La primera es En el último azul de la escritora mallorquina Carme Riera que muestra como vivían los judíos mallorquines en el siglo XVI: los chuetas. Es una novela extraordinaria que, al igual que Mantel aúna rigor histórico con una maravillosa escritura haciendo que los personajes de este libro no solo sean creíbles sino también poéticos. Ni qué decir tiene que la considero de lectura obligatoria para los amantes de la Historia. Alfaguara sacó una edición el año pasado con motivo del 60 aniversario de su publicación.
Otro escritor español, Miguel Delibes supo recrear también de forma admirable en El hereje los inicios, muy difíciles del protestantismo en España. Best-seller absoluto, Delibes no dudó en mostrar los abusos de la Inquisición, la iniquidad de la Contra-Reforma pero sobre todo entona en esta novela un canto a la tolerancia, a la libertad de pensamiento y es una crítica despiadada de todos los fastos imperiales que obvian la brutalidad de todas las imposiciones culturales o religiosas. En estos momentos en que desde algunos sectores se está impulsando una revisión del pasado español en clave gloriosa, convendría releer esta novela que muestra las falsedades de una historiografía de vencedores. Otra novela de lectura obligatoria.
Gore Vidal, el activista demócrata y progresista inveterado, objetivo número uno del mccarthismo, escribió una novela fabulosa titulada Juliano que en algunas ediciones viene subtitulada con la frase
El apóstata. En esta novela Gore Vidal narra de forma epistolar la lucha del emperador homónimo por preservar el helenismo frente a la imparable expansión del cristianismo. El enfrentamiento entre Juliano y el emperador Constancio Galo, un intolerante rayano en la psicopatía tiene hoy muchísimas resonancias con nuestro mundo actual donde la libertad de pensamiento y el sentido crítico se están yendo al garete frente a opciones totalitarias y opresoras. La Gilead de Margaret Atwood parece estar cada día más cerca.
La escritora francesa Marguerite Yourcenar también exploró la novela histórica con su ya canónico Memorias de Adriano. Escrita en forma de carta de Adriano a su nieto Marco Aurelio, esta novela recorre la vida de este emperador que organizó brillantemente la administración del imperio romano. Novela primorosamente documentada, la relación de Adriano y Antinóos centra gran parte de la misma aunque también podremos encontrar su amor por la filosofía, la música pero también su miedo a los bárbaros que le hizo construir un muro en la frontera con Escocia para evitar la invasión de pueblos hostiles. Una novela imprescindible.
Y cómo no recomendar la Trilogía de Cicerón de Robert Harris. Este autor inglés injustamente considerado solo como autor de best-sellers de espionaje ha escrito estas tres novelas históricas que merecen muchísimo la pena. Se compone de:
- Imperium.
- Conspiración.
- Dictator.
La historia de Roma y de Cicerón como nunca la habéis leído. Hasta la propia Mary Beard, Catedrática de Clásicas de la Universidad de Cambridge y máxima divulgadora del Imperio romano ha afirmado en numerosas entrevistas que, a pesar de su poca simpatía por el gran orador romano, adora el retrato de Robert Harris que, por cierto, no esconde los defectos de Cicerón en ningún momento. Es una trilogía extraordinaria que se lee con avidez y deleite.
Y last but not least como dicen los ingleses, una mención especial a William Ospina, el escritor colombiano que ha novelado la historia de la conquista de América desde un punto de vista totalmente alejado del triunfalismo "civilizatorio" que una parte, la peor, de la historiografía española trata de reivindicar. Ursúa, El país de la canela y La serpiente sin ojos son la trilogía que este autor ha dedicado a este momento histórico capital. También me gustaría recordar que Ospina ha escrito también la génesis de la gestación de otro mito universal: Frankenstein. El libro El año del verano que nunca llegó nos muestra la estancia de Mary Shelley en Villa Diodati, la casa que había alquilado Lord Byron a las orillas del Lago Leman. Ahí, acompañada por Percy Bysse Shelley, la hermanastra de Mary, Claire Clairmont y Polidori, el médico de Byron se fraguaron no solo Frankenstein sino también el vampiro, dos arquetipos que siguen vigentes. Hay película sobre Mary Shelley que con dieciocho añitos supo plantear los interrogantes que a día de hoy siguen siendo válidos, particularmente en estos momentos de explosión científica. La dirigió en 2017 Haifaa-al-Mansour y la protagonizó Elle Fanning. Una película estupenda con una mirada feminista y sensible sobre un icono de la literatura occidental. Muy recomendable.
Ni qué decir tiene que son unos pocos ejemplos de novela histórica pero que en mi opinión son un ejemplo de cómo escribir la Historia. Con rigor pero con personajes matizados e interesantes que instruyan deleitando como dijo en su día el editor Saturnino Calleja.
Y después de este paseo por la obra de Hilary Mantel a la que seguimos añorando y algunas novelas históricas de primera, recordemos nuestro lema:
PENSAR LA LITERATURA ES PENSAR EL MUNDO.
Y cómo no, la lectura es
¡¡¡PARA DISFRUTAR SIN MODERACIÓN!!!
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