lunes, 14 de junio de 2021

LA FERIA DE LAS VANIDADES DE WILLIAM MAKEPIECE THACKERAY

  En la sesión del próximo miércoles comentaremos la obra La Feria de las Vanidades (1848) de William Makepeace Thackeray. Una de las características más importantes de nuestro autor es que nació en Calcutta ya que su padre tenía un cargo muy goloso en la estructura colonial, recaudador de una zona cercana a dicha ciudad. Como ya sabéis, la empresa colonial británica estaba en pleno apogeo y tenemos un personaje en nuestro libro que forma parte de esa construcción, Joseph Sedley que en el momento del inicio de La feria de las vanidades ha regresado de la India soltero y con pasta. A pesar de haber sido educado en la élite, Thackeray tuvo una vida con estreches económicas, le gustaba jugar y era un pésimo hombre de negocios por lo que conoció la ruina en varias ocasiones. El zénit y el ocaso son dos constantes en La Feria de las Vanidades.
El libro obtuvo un gran éxito en su momento a pesar de alejarse de las convenciones narrativas victorianas. Ya no estamos frente a ese narrador omnisciente que todo lo sabe y nos lo da todo muy mascadito, sino que aquí el narrador, trasunto del propio autor, interviene, interrumpe,  nos cuenta anecdotillas, todo con una ironía y una socarronería muy propias del tan afamado humor inglés, poniendo las cosas en su sitio.
Thackeray fue un cotilla inveterado, de hecho el cotilleo es uno de los pilares sobre los que se sustenta también nuestro libro. "Culpa suya" fue el anuncio de Charles Dickens en The Times para explicar que se separaba de su mujer porque la vida es así pero negando categóricamente cualquier lío extra-conyugal. Véase y léase La mujer invisible dirigida por Ralph Fiennes y el libro escrito por Claire Tomalin para saber que Dickens mintió como un bellaco.

                         

                      
 Dickens nunca perdonó a Thackeray su indiscreción y es que además éste último era un rival directo en el favor del público por lo que, aunque siempre se comportaron como auténticos gentlemen, la rivalidad profesional tampoco debía ser ajena a la tirantez entre ambos.
Pero Thackeray logró también enfadar a Charlotte Brontë y eso sí tiene mérito. Nuestra querida Charlotte cuya inmortal Jane Eyre comentaremos en breve, no quería bajo ningún concepto que se conociera su identidad. De hecho, firmó su libro con el masculino nombre de Currer Bell, en una época en que la mujer no era demasiado bienvenida en el mundo de las letras. Pues bien, Thackeray estuvo dando la brasa con el tema, diciendo que era Charlotte Brontë hasta que ésta tuvo que rogarle que por favor no dijera nada más.
Thackeray, personaje formidable donde los haya, provocó gran impacto en la ya de por sí frágil personalidad de Alice James, la hermana pequeña de Henry James que no se atrevía a abrir la boca en presencia de este gigante literario, probablemente el único que consiguió que callara. LO cuenta Colm Tóibin en su magnífica biografía novelada de Henry James The Master: retrato del novelista adulto. Un libro magnífico que introduce a la vida y obra de Henry James de manera soberbia (ha sido comentado en este Club, tanto Colm Toibin como James).

                       

William Makepeace Thackeray es también el autor de la novela Barry Lindon que Stanley Kubrick llevó al cine respetando escrupulosamente no solo la obra sino la propia época. Es famosa la anécdota que nos habla de cómo Kubrick utilizó lentes de la NASA para las cámaras y así poder filmar a la luz de las velas, sin intervención eléctrica. Nunca la historia de un irlandés peleón y valiente fue filmada con tanto esteticismo. Protagonizada por Ryan O'Neal, un actor cuya vida privada acabó fagocitando su gran talento y por Marisa Berenson, elegantísima se ponga lo que se ponga, es una película muy interesante que nos muestra además un proto-capitalismo en el que vamos a reconocer muchos rasgos del contemporáneo. Especial mención para la fotografía que utiliza los colores de las pinturas de William Hogarth, el implacable retratista de la sociedad del siglo XVIII. Trailer aquí debajo.




        El progreso del libertino por Hogarth                                       William Hogarth

El matrimonio a la moda

Thackeray fue, al igual que Dickens, un escritor prolífico, satírico dentro de la mejor tradición de los grandes como Jonathan Swift, y su maravilloso Gulliver. Así escribió Rebecca and Rowena, una continuación en plan cachondeo del Ivanhoe de Walter Scott. Sería muy largo ocupar esta entrada con obras que hoy en día no pertenecen al canon literario, solo ha permanecido La Feria de las Vanidades y creo que el empujón de Kubrick para Barry Lindon fue providencial. Al fin y al cabo, no deja de ser la historia de un pícaro irlandés que ha sido mejor contada por autores como Henry Fielding en Tom Jones o Lawrence Sterne con Tristram Shandy. Hablando de esta última obra, los lectores en español tenemos la espléndida traducción de Javier Marías publicada por Alfaguara. De lectura obligatoria.

                                

La Feria de las Vanidades es una obra que en su estructura de capítulos cortos se ciñe a la más pura tradición literaria victoriana pero sus constantes digresiones, su humor caústico y nada complaciente, nos recuerdan a la novela del siglo XVIII donde autor y protagonistas muchas veces se cruzan o se interpelan para mayor regocijo del lector.
Novela larga pero muy entretenida, Vanity Fair conoció un éxito formidable. Esta novela muestra cómo la vida es un teatro donde cada uno juega un papel de cara a la sociedad pero sin gran introspección interior. Lo importante es lo que los demás piensen de uno, lo cual entronca bastante bien con el culto a las apariencias tan propio de la época victoriana.
Que el mundo es una ficción, ya nos lo dijo Calderón de la Barca en el famosísimo monólogo de Segismundo de La vida es sueño (1635). Y aquí lo tenéis fantásticamente recitado por el actor Tomás Galindo, una leyenda de la radio. Y es que los versos de Calderón son hipnóticos y se ajustan a la perfección con el delirio de los personajes de nuestro libro.


 Thackeray tiene y nos deja claro que el mundo, o por lo menos cierto mundo es una vanidad perpetua. La obra de Thackeray tuvo tanta repercusión que hoy en día tenemos, sin ir más lejos la revista Vanity Fair cuya portada web os adjunto aquí debajo. Esta revista tiene ediciones en todos los países, sus personajes son más distinguidos en líneas generales que los del ¡Hola! además de pertenecer a otras esferas como por ejemplo la política. Por otra parte, la redacción de los artículos está más cuidada. No obstante, el fondo es el mismo: la vida de los importantes que en general suelen ser ricos y famosos. 


Thackeray define su novela como "novela sin héroe". Os parece cierta esta afirmación? Es una novela sin héroe pero con heroína? Hay algún personaje heroico en esta novela?

Os dejo aquí algunas preguntas para vuestra reflexión sobre la novela:

- Consideráis que los personajes de La feria de las vanidades son arquetípicos? Así, Becky sería la aventurera, Amelia la muchacha pura y sencilla, Rawdon el libertino o George Osborne el dandi. 
- Cómo valoráis las relaciones familiares en esta novela?
- Os parece acertado el título del libro?
- Creéis que La Feria de las Vanidades contiene elementos que pueden aplicarse a nuestro mundo contemporáneo?

La Feria de las Vanidades no es coetánea de la época en la que se publicó sino que transcurre de 1802 a 1833. Su trasfondo histórico son las guerras napoleónicas. Napoleón es un personaje crucial en la historia de la Europa del siglo XIX. Inmerso en mil batallas, Napoleón fue el transmisor de las ideas de la Revolución en Europa, a la que se oponían como no podía ser de otro modo todas las monarquías. Inglaterra no lo necesitaba demasiado para eso ya que los filósofos del Siglo de las Luces veían en el parlamentarismo inglés un ejemplo a seguir. Napoleón será también el ídolo de Julien Sorel, el protagonista de Rojo y Negro de Stendhal. Podemos decir que La feria de las vanidades es una obra donde el contexto histórico afecta a los personajes, George Osborne muere en combate. Eso sí, halagó el ego de los ingleses que vencieron a Napoleón en Waterloo. Abba nos lo recordará para siempre. Ganó la Eurovisión en 1974 y es que la historia europea lo mismo nos da para un tocho como Los europeos de Orlando Figes que para una canción. La grandeza de Europa es indiscutible.


La feria de las vanidades ha tenido varias adaptaciones. Como hemos comentado en muchas ocasiones a lo largo de este curso, la novela del siglo XIX es muy cinematográfica. Me gustaría señalar en esta entrada dos adaptaciones.
La primera, la película de 2004 dirigida por Mira Nair que pone el foco en Becky como una mujer capaz de llevar las riendas de su vida. Podríamos decir que esta directora convierte a Becky en una proto-feminista y logra que la novela tenga un sesgo contemporáneo muy interesante. Reese Witherspoon caracterizada como Becky da el pego y está acompañada por actores británicos de primera clase que le dan muy bien la réplica. Trailer aquí debajo.


La segunda es la serie de la ITV británica de 2018 saludada por la crítica especializada como la mejor adaptación de la novela hasta la fecha. La verdad es que está muy bien, sigue muy de cerca la novela e incide menos en un mensaje feminista para centrarse más en la Becky ambiciosa, que quiere vivir a todo trapo pero que también busca reconocimiento social. Os dejo el trailer.


Y es que lo del "vivir del cuento" en La Feria de las Vanidades cobra todo su sentido. Se vive endeudado, aunque luego la venta de los objetos de las casas es una de las escenas más terribles de la novela sobre todo, porque Thackeray no se deja nada en el tintero.

Muchos e interesantes personajes en una novela extraordinaria.


PASEO POR LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII CON NOMBRE DE MUJER:

Rebecca Sharp cuyo apellido en inglés significa "avispada", "lista" en contraposición a la otra gran protagonista de la novela, Amelia Seydel, que aunque dotada de buen corazón, es incapaz de evaluar la situación con la inteligencia y la agudeza de su mejor amiga. Thackeray nos brinda dos retratos de mujeres opuestas pero inmersas en situaciones ante las cuales optan por soluciones dispares. Amelia tiene el pedigrí pero no la fortuna y, desde luego, idolatra a un jeta y desprecia, aunque con matices, al amor verdadero. Becky es un hacha que se aprovecha de los defectos de los demás para conseguir sus fines.

La mujer, a pesar de su secular papel secundario ha sido sin embargo, por mor de los libros, protagonista de algunas de las obras más relevantes de la literatura universal que, además han llevado su nombre. Así, sin ir más lejos, tenemos Emma de Jane Austen, Jane Eyre de Charlotte Brontë y cómo no Tristana de Benito Pérez Galdós, este sí un escritor feminista que supo plasmar en sus obras la fuerte personalidad de mujeres a las que quizás su época doblegaba pero no la vida. Por no hablar de Tess, la inmortal obra de Thomas Hardy, una protagonista trágica que, contra viento y marea,  mantiene su inocencia y su dignidad hasta su triste final. 

En el siglo XVIII, Samuel Richardson, concretamente durante 1747 y 1748, publicó por entregas Clarissa. Fue un auténtico best-seller, sus lectores le escribían miles de cartas para contarle cuánto habían llorado con las desventuras de nuestra heroína. Tendremos que esperar la aparición de Las desventuras del joven Werther de Goethe para llegar a un nivel de histeria literaria similar. 
Clarissa se inscribe en el género de la novela epistolar, tiene dos grandes bloques: el primero las cartas entre Clarissa Harlow y su amiga Anna Howe y el segundo bloque, entre Richard Lovelace y su amigo John Belford. 
Acordaos que la novela epistolar fue muy apreciada en la época, acordaos por ejemplo de Las amistades peligrosas de Choderlos de Laclos. 
Clarissa es un drama de no te menees y nuestra protagonista acaba muerta, violada y maltratada por Robert Lovelace que ella creía su salvador. Curiosamente, en el siglo XIX y hasta los años setenta del siglo XX, esta obra fue considerada menor y de poco interés, producto de su época pero inadecuada para la modernidad. Fue la crítica feminista quien vio en Clarissa a la mujer económicamente independiente (su abuelo le deja toda su herencia) pero aún así imposibilitada por la sociedad de disponer de su vida como le plazca. Se ha visto a Clarissa también como un alegato por la democracia y la igualdad de los seres humanos, el contexto es el de las Luces. Clarissa es una joven directa, franca, actitudes que se le suponían a un hombre, mientras que Lovelace se comporta con una melifluosidad y engolamiento, impropios en un hombre del siglo XVIII, a pesar de que parecían todos drag queens entre las pelucas y los tacones.
En cualquier caso, Clarissa es una obra que, vista a la luz contemporánea, gana muchísimo por narrar  la opresión que tradicionalmente ha acompañado la vida de la mujer. 

  

Samuel Richardson también escribió Pamela o la virtud recompensada (1740), la historia de Pamela Andrews, una joven cuyo talante inquebrantable y su predisposición a la virtud la hacen inmune a cualquier contratiempo y por contratiempo me refiero a ser secuestrada y mantenida prisionera. Pamela es la versión femenina del Cándido de Voltaire aunque menos profundo y mucho menos crítico socialmente. Eso sí, esta novela es precursora de la auto-ayuda y la introspección que harán la fortuna de autores como Paulo Coelho. Pamela conectó muy bien con las preocupaciones de una clase media que tenía más tiempo libre para dedicarse a ella misma, al igual que Coelho o Rhonda Byrne con bodrios como El secreto y demás conectan con un segmento de población que, puestos a leer,  podría ganar en auto-estima personal leyendo a autores más provechosos. 

Fortuna y adversidades de la famosa Moll Flanders de Daniel Defoe es otro ejemplo de novela que narra las vicisitudes de la protagonista y que constituye una crítica feroz contra la política de encarcelamiento de la Inglaterra del XVIII. Defoe fue un crítico implacable contra la sociedad de su época. 
En estos tiempos pandémicos es muy interesante releer Diario del año de la peste (1722). Nunca pensamos que podríamos vivir algo parecido y es muy curioso ya que no deja de haber cierta continuidad, en este caso hasta el siglo XXI, de las plagas que asolaron Europa durante toda su historia. 
Moll Flanders, prostituta, aventurera, incestuosa, se casa con su hijo pero en su descargo, hay que aclarar que no lo sabía, nacida en la prisión de Newgate, logrará integrar la buena sociedad. Es una novela muy bien construida, muy dinámica donde en ningún momento Moll desea que se apiaden de ella y, aunque el matrimonio puede ser el refugio de toda mujer de la época que se precie, Moll saldrá adelante gracias a su esfuerzo y buen talante. 
Como bien nos explica César Rendueles en Capitalismo canalla, Defoe puso los cimientos literarios de la nueva clase que, al calor de las colonias, el comercio de esclavos y las rutas económicas estaba surgiendo. Estos son los principios de la igualdad de oportunidades y del mérito, conceptos hoy en día sumidos en una profunda crisis. 
Si el tema de la meritocracia os interesa, aquí está vuestro libro La tiranía del mérito de Michael J. Sandel. Este Profesor de Derecho de Harvard que cree en una educación justa e igualitaria, fue el primero en poner sus clases a disposición de todos en Youtube. También en España lo ha hecho Ernesto Castro, un joven filósofo autor de un ensayo alucinante de bueno, El trap. Filosofía millenial para la crisis en España. Si bien es cierto que Castro se escora bastante a la derecha, es en mi opinión, uno de los filósofos más interesantes del momento. Para descubrir.


 

          

 


Aunque inexplicablemente no traducida al español, el gran crítico literario Ian Watt hizo un espléndido análisis del surgimiento de la novela en su canónico libro The rise of the novel: Studies in Defoe, Richardson and Fielding, donde explica muy bien el nuevo gusto burgués cuyo corolario literario sería la novela tal y como la conocemos hoy en día.
No obstante, para aquéllos interesados en los orígenes sociológicos de la novela, sí tenemos otro libro de Ian Watt que, aunque gira alrededor de este tema, utiliza un enfoque más directamente literario y está traducido al español; Mitos del individualismo moderno donde estudia los arquetipos de Fausto, Don Juan,  El Quijote y Robinson Crusoe para ilustrar los valores de la sociedad burguesa mercantil. Imprescindible.

                     

Siguiendo el lema de nuestro Club:

¡¡¡¡PARA DISFRUTAR SIN MODERACIÓN!!!!