martes, 4 de febrero de 2020

ORDESA DE MANUEL VILAS

Resultado de imagen de MANUEL VILAS En nuestra próxima sesión del Club de Lectura comentaremos el libro Ordesa de Manuel Vilas. Gran revelación literaria de 2018, con buen éxito de público y crítica, está cosechando muchas alabanzas en Francia por esa mezcla de prosa y poesía, por pasar de lo metafísico a lo material sin despeinarse, por sus desbordamientos emocionales y por su más que original planteamiento sobre la figura del padre y de la madre, otorgándoles un aura mítica muy bien expresada en los nombres de músicos otorgados no solo a los padres sino también a otros miembros de su familia.

Flamante finalista del Premio Planeta, Vilas puede decirse que se ha consagrado en el panorama literario español aunque ya tenía una vasta obra tras de sí  bastante desconocida por el gran público. La novela finalista del Planeta Alegría, puede leerse como una segunda parte de Ordesa, aunque más luminosa, con un narrador recuperado, cosmopolita y disfrutando de una segunda oportunidad amorosa con su nueva mujer. Os animo a que leáis también esta obra. Está escrita con la maestría habitual de nuestro autor aunque muy alejada del tono elegíaco de Ordesa. En la foto de debajo con Javier Cercas, ganador del Premio Planeta.

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Manuel Vilas es, en sus orígenes, poeta y eso se nota y mucho en Ordesa. La poesía de Manuel Vilas es extraordinaria, por favor olvidad rimas y formato en verso. No es obligatorio. Se puede hacer poesía en prosa y prosa en poesía. Aquí os dejo dos poemas de nuestro autor.

MACDONALD´S

Estoy en el MacDonald´s de la Plaza de España de Zaragoza,
haciendo la cola gigantesca,
con los ojos clavados en los carteles de los precios,
el dinero justo en la mano derecha,
billetes arrugados.

Estoy ahora en el piso subterráneo, arriba fue imposible.
Estoy sentado al lado de un niño negro que tiene en su mano
una patata amarilla untada de ketchup muy rojo:
Santísima bandera del otro mundo, el niño negro que resplandece, 
mi hermano ciego.
El niño está solo, no bebe,
no le llega para la Cocacola, sólo patatas.
Sólo patatas, sólo patatas, esa desgracia,
esa soledad idéntica a la mía,
¿no lo entiendes?, sólo le llega para las patatas,
y está sentado, quieto,
en su trono, la negritud y el niño,
en el trono, allá, allá, en ese trono radiante.

MacDonald´s siempre está lleno.
Es el mejor restaurante de Zaragoza,
una alegría despedazada nos despedaza el corazón:
Por tres euros te llenan de cajas, de vasos de plástico, de bolsas,
de pajitas, de bandejas.
Es el mejor restaurante del mundo.
                                               Es un restaurante comunista.
Rumanos, negros, chilenos, polacos, cubanos, yo mismo,
aquí estamos, abajo, al lado de un muñeco,
al lado de un cartel que dice "I´m lovin´ it".
                                               Tengo una bota encima de un charco
de un helado de nata deshecho. Miro la nata comerse el tacón de mi bota.
Una nata blanca, despedazada.
Arde el sol sin tiempo, bulle la mano sucia.

A mi lado, una niña de veinte años le dice a un tío de diecisiete
que no le importaría hacérselo con él. Con él, con él, un eco negro.
                                               Y ríen y tragan patatas fritas.
Y yo trago patatas fritas.
Y dos maricas están enfrente comiéndose
                                               la misma hamburguesa goteante,
cada boca en un extremo, y se manchan y
                                               se muerden.
Y tragan patatas fritas. Y se besan. Y se tocan.
                                               Y se despedazan.

En Londres, en París, en Buenos Aires,
en Moscú, en Tokio,
en Ciudad del Cabo, en Tucson, en Praga,
en Pekín, en Gijón,
somos millones, la tarde harapienta,
el dolor en el cerebro, la comida,
millones en miles de subterráneos esparcidos
por la gran tierra de los hombres.

Estoy en paz aquí con todo: barata la carne, barata la vida,
                                               baratas las patatas.
Me siento Lenin. Soy Lenin, el marica inusitado,
el gran hereje, el loco supremo,
el hijo de la última mano miserable que tocó
el monstruoso corazón del cielo.
Si Lenin volviera, MacDonald´s sería el sitio,
el palacio sin luna,
el gueto de las reuniones clandestinas.

Algo importante está sucediendo
en este subterráneo del MacDonald´s
de la Plaza de España de Zaragoza,
                                               pero no sé qué es.
                                               No lo sé.
De un momento a otro, vamos a arañar la felicidad:
el niño negro, los novios, el muñeco, la nata del suelo, mis botas.
Botas nuevas, de piel brillante, con la punta afilada en señal de muerte.
                                    En MacDonald´s, allí, allí estamos.
Carne abundante por tres euros.

MUJERES


No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillaje y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.

Como veis, con Manuel Vilas no vale lo de siempre, nada más alejado de la concepción tradicional de la poesía. Tampoco su prosa es la habitual, y los títulos de sus novelas tampoco puede decirse que sean de lo más corrientito. Así, tenemos Lou Reed era español (2016). Este último no lo he leído pero sí Aire nuestro donde se nos presenta una cadena de televisión que emite programas de telerrealidad aunque pasados por el filtro Vilas, con lo cual nos podemos encontrar con un documental sobre una gira de Johnny Cash por España donde conoce a Manuel Fraga. Imágenes y palabras fundidas en una propuesta atrevida pero muy gozosa para el lector.

También quisiera mencionar España porque fue el libro que me descubrió a Vilas y en el que hace por supuesto, una rememoración del pasado pero también plantea una forma de ser español, oscilando entre lo folclórico y lo innovador. Sin embargo, creo que Ordesa y Alegría representan la culminación de esta forma de narrar, llamada autoficción y de entender el hecho literario como un concepto propio. También recomiendo leer este libro porque la idea de España que transmite es, por lo menos, original y no son ni los toros, ni el chascarrillo, ni Manolo Escobar los signos definitorios de una España que parece pugna por volver e imponerse.

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Para nuestra sesión del Club de Lectura, os propongo, además de las frases, estas preguntas:

- Estamos ante una novela?
- Aunque arropada de sinceridad, es una narración sincera?
- Qué os parecen las poesías del epílogo?
- El color amarillo qué significa? Y Ordesa? Es el Manderley de Rebecca de Daphné du Maurier?
- El autor dice lo que le da la gana y ya está?

Manuel Vilas ha nacido en 1962 y comparte generación por ejemplo con una excelente escritora española: Marta Sanz, nacida en 1966 que en dos libros extraordinarios Daniela Astor y la caja negra y La lección de anatomía, ambas publicadas en Anagrama, gira la mirada al pasado, revelando al mismo tiempo cómo construirse como mujer y como persona. 

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Daniela Astor y la caja negra es, sin duda, un libro pop en el que encontramos personajes que fueron hitos televisivos como por ejemplo Raffaella Carrá o Amparo Muñoz, coronada Miss Universo y que fue esposa del recientemente fallecido Patxi Andión. No me resisto a poneros un vídeo de Raffaella Carrá,que, a pesar de ser bastante mayor, está increíble. Ahí tenéis el super hit "Para hacer el amor hay que venir al Sur". España en su esplendor turístico!!!


Marta Sanz, escritora feminista y muy inteligente muestra en estos dos libros las referencias populares  de la generación nacida en los 60, mostrando en una ficción inteligente y sensible la España que empezaba a despertar de la autarquía franquista.

Por supuesto, cantantes como Pedro Marín, el ídolo de las jovencitas, más hetero imposible y que salió del armario plantándolo todo. O Los Pecos, dos hermanos delirantes que tenían pinta de acabar protagonizando una película de terror en que los asesinos fueran ellos. Os los pongo para que disfrutéis un rato. Personalmente me gusta más Pedro Marín. Ahí os dejo estos iconos musicales de los 80....

Los Pecos

Pedro Marín

En 2017 Lea Vélez, hija de Carlos Vélez, uno de los primeros animadores culturales de la televisión  con su programa "Encuentro con las letras", que alcanzó el millón de espectadores en los años 70, ha publicado un libro sentido donde aparecen muchos de los personajes culturales que cimentaron la Transición española. Escrito con alegría y nostalgia, La Olivetti, la espía y el loro es un hermoso homenaje a unos tiempos en que la cultura era una aspiración para muchos españoles. Muy recomendable. Os pongo aquí uno de los programas en donde el invitado es Jorge Luis Borges.

Encuentro con las Letras - Jorge Luis Borges


Lea Vélez: «Nunca he dejado de ser la capitana de El cisne negro»         Resultado de imagen de la olivetti, la espía y el loro

En el apartado de novelas de la Transición, quisiera destacar El día del Watusi de Francisco Casavella. Este autor murió a la edad de 45 años tras haber publicado esta inmensa novela de 1.000 páginas que retrata muy bien la Barcelona del momento en la que podremos ver muchos ecos en la actual situación catalana. Casavella es un autor que se odia o se ama, en lo que a mí respecta, lo amo porque pienso que es un escritor con un estilo portentoso, mezclando diferentes estilos y logrando un retrato único de la Barcelona pre-olímpica, una ciudad luminosa y corrupta a partes iguales, cerrada y abierta. Qué suerte tienen algunas ciudades que sus escritores las conviertan en literarias!!! Casavella merecería una revisión de su obra extensa y que por fin se le considere un canónico.
Y si por casualidad sois fans del siglo XVIII, Lo que sé de los vampiros es vuestro libro. Mi más sincero y rendido homenaje a un autor que nos dejó demasiado pronto.


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Javier Cercas es otro escritor que ha sabido retratar muy bien lo que ha venido en llamarse la Transición a través fundamentalmente de dos obras extraordinarias: Anatomía de un instante y El impostor. Si en el primero, a caballo entre la investigación y la reflexión histórica nos brinda una muy personal y brillante narración sobre el fallido golpe de estado de Tejero de 1981, el segundo nos ofrece una interesante introspección sobre la memoria histórica a través de la figura de Enric Marco,  Presidente durante muchos años  de la mayor asociación de víctimas del nazismo, un hombre que nunca había pisado un campo de concentración.
Javier Cercas no elude en ninguno de estos libros los claroscuros de la Transición, una época en la que se corrió un tupido velo sobre asuntos polémicos que, tarde o temprano, acaban por aparecer y en una forma mucho más complicada. Dos librazos de lectura ineludible!!!

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En lo tocante al cine, hay un montón de películas que muestran muy bien esta época un poco líquida como diría Zygmunt Bauman, de la que es muy deudora el libro de Vilas.

Voy a destacar tres: "Furtivos" dirigida por José Luis Borau, "Cría cuervos" de Carlos Saura y "La escopeta nacional" de Luis García Berlanga. Las dos primeras porque me impresionaron muchísimo cuando las vi, reconozco que especialmente la primera. Y la tercera porque es muy divertida y muestra con mucho ironía y mala leche quiénes siguieron estando después de la muerte de Franco.
"Furtivos" es una película de 1975 que mostraba una España primitiva, volcánica y de una pobreza moral y económica brutal. Sus dos actores protagonistas, Ovidi Montllor y Lola Gaos, extraordinarios en sus respectivos papeles, él  como cazador furtivo tosco pero sensible y ella como una madre tiránica y violenta consiguen que la película sea impresionante. Os dejo el trailer comentado.

Furtivos 

Con respecto a "Cría cuervos", de 1976 es una historia de ambiente opresivo, de niños tristes, huérfanos y adultos perdidos con, al igual que en el libro de Vilas, una gran presencia de la muerte. En este caso la niña protagonista, una soberbia Ana Torrent,  cree tener poderes para convocar a los muertos, en especial a su madre. Es, por otra parte, un muy logrado retrato de la clase media alta tardofranquista con su carga de machismo y violencia soterrada. Tráiler abajo con la inevitable presencia de la canción "Porqué te vas?", consustancial a la película.

Cría cuervos

"La escopeta nacional", dirigida por José Luis García Berlanga en 1978, es una sátira buenísima que no deja títere con cabeza servida por unos actores con una vena cómica impresionante. José Sazatornil como empresario catalán está increíble y Mónica Randall como la querida está muy bien también. Agustín González, José Luis López Vázquez, Amparo Soler Leal,... un elenco al servicio de una historia crítica muy irreverente y que nos sigue sonando. Os dejo la escena en la que Jaume Canivell, el empresario catalán que espera obtener pingües beneficios en su negocio de porteros automáticos  asiste a la cacería.... Hay cosas que nunca cambian....

La escopeta nacional

Siguiendo el lema de nuestro Club,

¡¡¡PARA DISFRUTAR SIN MODERACIÓN!!!!





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